Soy una alumna de 4º de ESO del IES Valadares, en Vigo. En este blog muestro información sobre Luis Cernuda, uno de los grandes poetas perteneciente a la Generación del 27.

domingo, 18 de marzo de 2012

La Generación del 27 y sus integrantes



Con el término generación del 27 se conoce a una serie de poetas españoles del siglo XX que se dio a conocer en el panorama cultural español alrededor del año 1927, empezando con el homenaje al poeta Luis de Góngora que se realizó en ese año en el Ateneo de Sevilla por el tercer centenario de su muerte, en el que participó la mayoría de los que habitualmente se consideran sus miembros.  Los autores componentes de esta generación  se limita a diez autores: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, si bien hubo también muchos otros escritores, novelistas, ensayistas y dramaturgos que pertenecen a ella, desde Max Aub a otros más viejos, como Fernando Villalón, José Moreno Villa o León Felipe.

 
Estos escritores tenían una serie de características comunes: semejante formación intelectual, todos aparecían en revistas literarias de la época, están influenciados por los mismos autores, tanto extranjeros como españoles. 

En este apartado hablo de los escritores que son más conocidos dentro de esta generación, resumiéndolos a los diez primeros que  trataron más con Cernuda.

Jorge Guillén: influyó en el primer libro lírico de Cernuda, Perfil del aire, que fue atacado por Juan Ramón Jiménez, quien considera que este libro tenía demasiadas características de Guillén.

Pedro Salinas: Luis Cernuda mantiene relación con Pedro Salinas, ya que fue uno de sus profesores en la Universidad de Sevilla, además de que lo ayudó con sus primeras publicaciones. También solían asistir a las tertuliasorganizadas por este.

Rafael Alberti: Cernuda colabora en la revista Octubre (1933), de Rafael Alberti y aparece en alguno de sus poemas.

Federico García Lorca: En 1930 asiste a diversas tertulias en compañía de Federico García Lorca y Vicente Aleixandre. Lorca le presenta a Serafín Fernández Ferro, quien es un amor no correspondido y el cuál le inspira dos obras. Cuando asesinan a su amigo Federico, escribe una elegía A un poeta muerto. Cernuda expresa su admiración a Lorca en ciertos poemas. Además, Cernuda aparece en algunos poemas de este.

Dámaso Alonso: Los dos poetas no fueron amigos entre sí. Cernuda describe a Dámaso , como “amable e inofensivo a primera vista del que sólo se descubría su verdadera personalidad cuando comenzaba a hablar”; “su inusitada presencia, en Santiniebla (Castropol) tranquilizaba e inquietaba a la vez”. La enemistad entre Cernuda y Dámaso, excepción que confirma la regla de su grupo generacional. Siguiendo a este estudioso, Cernuda alude, en sus cartas y poemas, sin citar el nombre, a Dámaso, al que llama Alonso el Desamado, “sapo”, “roedor”, “gusano”, cuyos escritos “ni como regalo deseo recibir”, de “vaciedad común” que “cometió la suprema blasfemia de poner al alcance de sus congéneres (las bestias) el poema Las soledades”. Nada comparable a lo que le ninguneó, muy al principio, el autor de “Los hijos de la ira”, tachándolo de joven, aislado en Sevilla e inmaduro, que Cernuda jamás perdonó.



Los 10 de la generación del 27
Gerardo Diego: Lo incluye en su Antología (1932).

Vicente Aleixandre: Lo conoce cuando viaja a Madrid en 1928 y en 1930 asiste a las tertulias con él y con Lorca.

Manuel Altolaguirre: En 1926 colabora en Litoral, revista malagueña de Manuel Altolaguirre y su esposa, alos que siempre les unirá una gran amistad.

Emilio Prados: Prados colaboró frecuentemente en revistas como Litoral (fundada por Altolaguirre, su mujer y él mismo) Cernuda también participó en esta revista.

Cernuda es autor de la obra crítica Estudios sobre poesía española contemporánea (1927) o Poesía y literatura, I  y II (1960 y 1964) que ha permitido revisar tópicos y estimaciones. En ella, Cernuda reivindica a Campoamos, expresa su admiración por su amigo Lorca y enjucia con severidad la obra de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén.

Integrantes de la generación del 27

Opinión crítica

Haber realizado este trabajo me ha permitido aprender sobre un gran poeta. Luis Cernuda  plasmó sus sentimientos en poemas y gracias a ello hoy en día se le consdidera uno de los mejores poetas españoles. Estas expresiónes sentimentales son de tristeza, odio, desamor y soledad. La forma de representarlas nos permite sentir lo mismo que sentía Cernuda cuando los escribió.

Comentario poético: Sombras blancas

                                                           SOMBRAS BLANCAS

Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,
dormidas en su amor, en su flor de universo,
el ardiente color de la vida ignorando
sobre un lecho de arena y de azar abolido.

Libremente los besos desde sus labios caen
en el mar indomable como perlas inútiles;
perlas grises o acaso o cenicientas estrellas
ascendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.


Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;
bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.
Sólo esas sombras blencas, oh blancas, sí, tan blancas.
La luz también da sombras, pero sombras azules.

Los temas correspondientes a lo oscuro toman distintas derivaciones, una de las más recurrentes es el perteneciente a “sombras”.  En el caso de sombras blancas, la idea que se constituye en el  poema es continuada y desarrollada. La significación adquiere diferentes valores de acuerdo con cada poema.

 Un río, un amor  (1929) es una obra escrita en Francia, en donde Cernuda se considera libre mentalmente, y eso se plasmará en su métrica.  La obra tiene un carácter surrealista, la inestabilidad económica, profesional y social empujaron a Cernuda a buscar en el surrealismo la libertad que tanto ansiaba.  Sombras blancas trata el tema de una realidad imaginaria. Las sombras simbolizan seres, como almas, que  expresan lo que Cernuda no decía. Estas sombras son jóvenes, viven en su adolescencia, esta sensación se plasma a través de adjetivos como blancas y frágiles.   Su inocencia y la falta de experiencia les impiden vivir los problemas reales. La pasión, el amor y el hecho de ser jóvenes no dejan otra alternativa que disfrutar porque son ajenos a los problemas de la sociedad.  Para Cernuda un problema era no ser aceptado por su homosexualidad (el ardiente color de la vida). La realidad en el poema es un paraíso,  Cernuda prefiere quedarse en la inocencia, en un mundo imaginario, antes de vivir la realidad desilusionado.

El paraíso representado se relaciona con un lugar tranquilo, con playas, mar… un lugar tropical. Esto se debe a la influencia del cine. Antes de escribir el poema Cernuda había visto un a película que estaba situada en Taití, un lugar que él considera un  maravilloso.

El último verso de esta composición es: “La luz también da sombras, pero sombras azules”.  Las viejas asociaciones anímicas suscitadas por el sustantivo “sombras” son destruídas por el adjetivo “blancas”, llegando así a ser una imagen de amor y de dicha en un paraíso “de azar abolido”. Pero fuera de este paraíso, la luz, que ahora es luz  de la “realidad” y no del “deseo”, da sombras de tristeza y de congoja,  “sombras azules”.

El poema presenta los siguientes recursos literarios:
Asíndeton: faltan conjunciones. Hay muchas comas lo que produce una sensación pausada.
Anáfora: empiezan los dos versos de la misma forma.  “Bajo la noche el mundo silencioso naufraga; bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.”

Hipérbaton: varía el orden sintáctico normal, destaca lo que se dice primero. “Libremente los besos desde sus labios caen”/ “el ardiente color de la vida ignorando”.

Concatenación: se empieza un verso igual que se termino el anterior “[…] perlas inútiles; perlas grises […]”.

En el poema hay una antítesis constante de luz y sombras. Se hace referencia a que la luz da sombras.

En la última estrofa el adjetivo “blanco” se reitera varias veces
 v.11 “blancas, oh blancas, sí, tan blancas”. La significación de “blancas” no pasa desapercibida.



Comentario Poético: Niño tra un cristal


                                      NIÑO TRAS UN CRISTAL

        Al caer la tarde, absorto
Tras el cristal, el niño mira
Llover. La luz que se ha encendido
En un farol contrasta
La lluvia blanca con el aire oscuro.
La habitación a solas
Le envuelve tibiamente,
Y el visillo, velando
Sobre el cristal, como una nube,
Le susurra lunar encantamiento.
El colegio se aleja. Es ahora
La tregua, con el libro
De historias y de estampas
Bajo la lámpara, la noche,
El sueño, las horas sin medida.
Vive en el seno de su fuerza tierna,
Todavía sin deseo, sin memoria,
El niño, y sin presagio
Que afuera el tiempo aguarda
Con la vida, al acecho.
En su sombra ya se forma la perla.

Niño tras un cristal es un poema perteneciente a Desolación de la Quimera. El tema general del libro es la recopilación de lo que Cernuda hizo a lo largo de su vida, mirar al pasado.  Cernuda se manifiesta  solo, reflexivo, crítico, seco y amargo. No obstante, está sostenido aún por su voluntad de descubrir y rescatar lo humano esencial, cuya fe no ha perdido, y de vivir por ello y para ello, limpia y dignamente.

Se trata de un texto escrito en verso formado por cuatro estrofas de cinco versos cada una y un verso final que por su significado funciona como conclusión o idea principal. Los versos son libres; es decir, no miden lo mismo ni riman entre ellos.



Es un poema descriptivo de un niño recogido en su habitación que a solas ve cómo anochece mientras se entretiene con un libro.

En el poema podemos distinguir dos partes:
- Primera parte: descripción del momento y el lugar en el que se encuentra el niño: éste se haya en su habitación mirando cómo anochece y llueve. Ha terminado su jornada escolar y se entretiene hojeando un libro.

- Segunda parte: el poeta resalta el momento aún cándido de la inocencia del niño, que a punto está de hacerse mayor.

El poeta rememora el momento previo a la superación de la etapa más infantil por parte de un niño, que puede ser él mismo. Así lo describe solo, en su confortable habitación, al anochecer, después de haber venido del colegio, leyendo y entreteniéndose con un libro, imaginando sus fantasías. En ese estado aún está en el mundo de la infancia donde aún no hay experiencias determinantes, no hay anhelos ni envidias. Y resalta esos momentos de paz antes de que el tiempo inexorable le entregue a la vida consciente.

El poema consta de los siguientes recursos:
Hipérbaton: Vive en el seno de su fuerza tierna, todavía sin deseo, sin memoria,el niño. Posposición del sujeto niño después de un sintagma verbal largo. Deseo por parte del poeta de prolongación de la etapa infantil al resaltar en primer lugar características de ese momento.



Paralelismo: todavía sin deseo, sin memoria, … sin presagio. Repetición de la misma estructura sintáctica. Se incide en la descripción de la etapa infantil con esas características.



Personificación:  La habitación a solas / le envuelve tibiamente. El confort de la habitación, su calor, le protege de la lluvia y viento que hace fuera.



Símil: El visillo… como una nube. La blancura y dibujos del visillo le parece al niño una nube.



Metáforas:

- El visillo le susurra lunar encantamiento. El visillo se mueve (el viento se cuela por la ventana) y ese sonido parece un susurro que le habla. Se resalta la soledad del niño: le habla el visillo, le protege la habitación.



- Es ahora la tregua. Descanso, evasión de las tareas del colegio.


-El tiempo aguarda con la vida al acecho. La superación de la infancia es inminente y ese momento, el poeta lo presenta con temor.


- En su sombra la perla ya se forma La esencia del carácter de la persona se está fraguando en la niñez. Esa sensación de soledad  se harán realidad de mayor.



Metonimia: El colegio se aleja. Las tareas, el trabajo del alumno para estar atento y rendir en el colegio. Se utiliza el nombre del centro escolar, por lo que se hace en él.



Enumeración: La noche, el sueño, las horas sin medida. Tiempo que transcurre hasta volver al colegio. Con la expresión Horas sin medida se resalta la libertad de esos momentos en contraposición a la disciplina del colegio.



Comentario poético: Un español habla de su tierra


UN ESPAÑOL HABLA DE SU TIERRA

Las playas, parameras
al rubio sol durmiendo,
los oteros, las vegas
en paz, a solas, lejos;

Los castillos, ermitas,
cortijos y conventos,

La vida con la historia,
tan dulces al recuerdo,

Ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.

Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.

Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.

Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza recuerdos.

Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿qué ha de decir un muerto?


Este poema pertenece a la obra de “Las nubes” de Cernuda, escrito durante su primer exilio británico. El exilio y la entrada a la madurez fueron factores que influyeron al poeta a la hora de hacer los poemas. Cernuda readapta su poesía a un nuevo estado de conciencia. Su contacto con la poesía anglosajona será fundamental es su  nueva compresión de lo poético y su nuevo sentido de la composición. Sus lecturas estuvieron centradas en poetas románticos y victorianos del siglo XIX y XX, como T. S. Eliot.

Respecto al argumento del poema, al principio Luis Cernuda habla de España, de sus lugares y del amor que siente hacia su tierra, pero después de la guerra civil se tiene que marchar al exilio. Fuera de España el recuerdo que tiene sobre ella le inunda de una tristeza que claramente se refleja en el poema. Refleja el dolor que siente un exiliado.

Todo el poema se dirige a España a pesar de que no la nombra. Primero la describe, después le reprocha sus malos hechos, cuando los vencedores, los “caínes sempiternos” que todo lo arrancaron, le dejaron tan sólo el recuerdo de un nombre que envenena sus sueños. Los últimos versos resumen la amargura de la ausencia, el dolorido sentir del maltratado por el destierro.
El tema está reflejado en el título: Un español habla de su tierra.

La estructura del poema consta de versos heptasílabos. La rima está en los versos pares, es asonante (eo) y quedan sueltos los impares.

El poema presenta los siguientes recursos:

Aliteración: Se repiten los sonidos “a”, “s”, “t” y “v”. Ejemplo: v.1: “Las playas, parameras” v.3: “Los oteros, las vegas” v.21: “Amargos son los días”. v.5: “Los castillos, ermitas” v.22: “De la vida; viviendo”.

Epíteto: se usan adjetivos no necesarios gramaticalmente. Ejemplo: v.2 rubio sol.

Hipérbaton: se altera el orden sintáctico en varios versos. V.17: “Contigo solo estaba” -> “Estaba solo contigo”.

Paradoja: se contraponen dos ideas contrarias. V17: “Contigo solo estaba”.

Interrogación retórica: v.28: ¿Qué ha de decir un muerto?

Polipote: se pone la palabra vida en varios de sus accidentes gramaticales. V.22: “De la vida; viviendo”.

Prosopopeya: se personifican varias cosas. v.1 y 2: “Las playas, parameras”/”Al rubio sol durmieron”.

Enumeración: v. 5 y 6: “Los castillos, ermitas, cortijos y conventos”.

Comentario poético: Donde habite el olvido


Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora; donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje                                                            5
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
En mi pecho su ala,                                                                    10
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el
tormento.

Allá donde termine este afán que exige un dueño a
imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,                                                15
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.                                            20

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.



Este poema de Cernuda es parte del libro Donde habite el olvido, escrito entre 1932-1933. El titulo nos remite  un verso de Bécquer, una figura muy influyente para él.  La referencia de algunos poetas célebres, ya fallecidos  muestra que su estilo se basa en las formas usadas por los escritores de etapas pasadas, de alguna forma mezclando en alguna obra suya varios estilos.
 Describe un mundo en donde se olvidan los problemas, consiguiendo así la libertad que tanto desea.
Presenta el tema más tratado durante esa época, el porqué de su existencia, si vivir o morir, la función que tenían en la sociedad, y cómo buscar la solución al problema.
Otro aspecto interesante, es la libertad de los versos, en los que con sus medidas, refleja la libertad a la hora de expresar lo que siente, también expresa la libertad de la que querían disponer, los escritores de esta generación, querían que su opinión fuera tomada en cuenta, de la misma forma que los políticos.

El ritmo que se utiliza  nos implica sufrimiento de una persona, con lo cual esconda eses problemas de algún modo, se podría decir con los numerosos signos de puntuación que usa que expresa el largo proceso que conllevan estas situaciones: recordar y olvidar.
Se habla sobre la existencia y los sufrimientos que conlleva para lo cual se basta de algunos recursos literarios como la metáfora, la anáfora, el estribillo…
El poema presenta una mezcla entre verso libre junto con tiradas de versos alejandrinos, en algunos versos del poema. Tiene una rima asonante en los versos pares dejando los impares libres aunque eso sólo ocurre en algunas partes del poea como al final:

Disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

Los versos presentan una serie de pausas a lo largo de todo el poema cuyo ritmo a la misma ves es lento ya que  el tema que trata es el olvido.

Presenta los siguientes recursos:
Metáforas: el autor usa este recurso para expresar sus sentimientos, algunos ejemplos de ello son: “En los vastos jardines sin aurora”, lo cual hace referencia a los recuerdos ya olvidados. “El viento escapa a sus insomnios”, refiriéndose a la salida para resolver los problemas. “En brazos de los siglos”, referido a tiempo en el que reflexiona sobre el olvido, entre otras.
Anáfora: usando para dar énfasis al poema, se  presenta con el interrogativo donde, presente en los versos impares.
 Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas…

Estribillo: lo cual también le da énfasis, como ocurría con el recurso anterior, está presente en el primer y último verso con Donde habite el olvido.

El verbo habite afecta de alguna forma frecuencia en la poesía, de forma que influye a todo el poema.

 Cernuda emplea con mucha frecuencia la sinalefa junto con la diéresis, para imponer la medida a los versos.

Antología

Influencia de la poesía de Cernuda en la poesía española posterior


La obra de Luis Cernuda se ha convertido en un referente obligado para un buen número de poetas españoles posteriores a 1939. Estos poetas asimilan sus ideas poéticas, aprovechan los géneros líricos cultivados por Cernuda  (monólogo dramático, poesía de la experiencia, poema meditativo), en sus poemas hablan de unos temas similares a los de Cernuda. También se observan ciertos matices del estilo cernudiano como es  el empleo de la segunda persona. Este del como sustituto de la primera persona es una técnica de desdoblamiento que proviene del sentimiento de absoluta soledad del poeta. Esta soledad empuja a Cernuda a un diálogo interior que rompe ese sentimiento que experimento a lo largo de su vida, esa sensación de ser otro, un otro cercano al que dirigiste en segunda persona.

Machado es un  representante  de un recurso retórico empleado desde siempre y que en el siglo XX. Este recurso es la motivación estética y la motivación personal.

La técnica de utilizar la segunda persona en la poesía va a pasar gradualmente a la poesía española de posguerra por medio de su influencia, y será curiosamente en los autores del 70, los coetáneos y marginados del grupo central, donde va a obtener sus mejores y más fieles aportaciones. Hasta la generación del 50, el uso de la segunda persona en sentido cernudiano es algo poco abundante.   
Esporádicamente también aparece en el grupo  Cántico. García Baena se dirige en “El retorno” a un tú llamado Pródigo y que sería posible vincular con el autor.

En los poetas del 50, tampoco es muy frecuente esta técnica y, si se emplea, no suele ser con un sentido cernudiano. Caballero Bonald, por ejemplo, la utiliza en “Lo que deja el olvido” o en “A contratiempo”.
                                                                                                          
Generación del 50
En El rey mendigo, libro tardío pero cernudiano de José Agustín Goytisolo, aparece alguna que otra vez la segunda persona, aunque sin la carga emotiva y sin su íntima necesidad de comunicación que rompa la soledad.

En el caso de Defarges, escribe poemas en segunda persona que retoman la línea meditativa, la capacidad de evocación, el deseo de distanciamiento, para evitar el fácil sentimentalismo, o el análisis psicológico de una persona solitaria, propio de tantos poemas de La realidad y el deseo.

De todos los poetas del 50, Francisco Brines es el que recibe con mayor impacto esa técnica, que empieza a utilizarla desde Las brasas.

La sección “Otras mismas vidas”, está ocupada por una serie de poemas en segunda persona. Esta técnica sirve aquí fundamentalmente para evitar el patetismo en la evocación del pasado, aunque no se rechazan, como en Cernuda, sus posibilidades meditativas.

Pero es a partir de Palabras a la oscuridad, sobre todo, cuando Brines comienza a sacarle todo su partido al empleo del tú.

Luis Antonio de Villena es de los poetas del 70  el que más se ha destacado en el cultivo y seguimiento de esta técnica, sobre todo a partir de Hymnica. Sin embargo, es utilizada casi siempre, a diferencia del autor sevillano, como un más adecuado proyector de experiencias amorosas, para demorarse en la contemplación de la belleza y, también para contribuir a la creación de un personaje de la estirpe dandi, como en “Un arte de vida”.
Más fieles al sentido del tú cernudiano se muestran otros poetas coetáneos, marginados en un primer momento de la escena literaria, como Juan Luis Panero, Fernando Ortiz o Sánchez Rosillo.

Juan Luis Panero es, posiblemente, el que mejor ha asimilado la técnica, que emplea con abundancia y con sentidos variados y que es una constante de todos sus libros, sin bien la abunda especialmente en sus primeras obras.
 “Buenas noches”, de A través del tiempo, da testimonio así del dolor por la tristeza y el abandono, y en “Meditación idiota a la hora de acostarse solo” se aproxima Panero a la idea de Cernuda.
También Fernando Ortiz ha sabido aprovechar el magisterio de Cernuda en el uso de la segunda persona. Pero en su caso, aunque no se desdeñe su empleo como medio de evocación o el rasgo meditativo, en general su aparición va envuelta con matices descriptivos y es una forma de mostrar la soledad y el extrañamiento.

Sánchez Rosillo se sirve muy frecuentemente en sus libros de esta técnica, sobre todo a partir de Páginas de un diario.
En este autor la segunda persona rara vez tiene ese acento imperativo que impregna la poesía de Cernuda y toma el valor o bien de evocación de momentos pasados, objetivando la emoción personal con el tú, o bien de preciso acompañante de una meditación que tiende a generalizarse.
 
Sánchez Rosillo introduce una variante poco utilizada en la segunda persona al modo de Cernuda y que consiste en emplearla como instrumento de meditación metapoética. El tú se convierte así o bien en una forma de aludir a la construcción del poema.

Como queda mostrado, el artificio cernudiano, nacido de una necesidad personal y estética, ha atraído la atención de variados poetas posteriores a 1939, que de una manera gradual lo van incorporando a su propia obra.

Línea del tiempo

sábado, 17 de marzo de 2012

Función del poeta en la sociedad y función de la poesía: Historial de un libro


“Historial de un libro” comienza así: “Debo excusarme, al comenzar la historia del acontecer personal que se halla tras los versos de La Realidad y el Deseo, por tener que referir, juntamente con las experiencias del poeta que creó aquellos, algunos hechos en la vida del hombre que sufriera éstas.” (1994, 625)
 Este es un  artículo escrito en 1958 es como una pequeña biografía en la que el autor pretende dar cuenta del porqué de su producción, e ir explicándola con sus ideas sobre la poesía, por lo tanto, también habla de sus obras. Pero ya desde el principio dice lo difícil que es realizar una separación entre el poeta y el hombre. En esta obra asistiremos a su infancia, a su amistad con algunos miembros de su generación, a sus primeros viajes por el extranjero, a su vida durante la Guerra Civil y por último a su ya permanente exilio, vivido en Inglaterra, Estados Unidos y Méjico. Cernuda, que evita dar datos concretos de su intimidad, ofrece al lector detalles sobre algunos de sus afectos y, sobre todo, una cierta descripción de la que él cree que ha sido la progresión de su personalidad a lo largo de los sesenta años de vida.
En realidad, no se sabe muy bien si el texto sigue un orden cronológico de publicaciones o de experiencias vividas. No son ámbitos completamente separables, entran en la experiencia del autor otros hechos del mundo de la literatura como, por ejemplo, sus lecturas, que aparecen mencionadas aquí y allá, constantemente, como parte formante de su vida; tanto, que varias veces son ellas las que expresan lo vivido por el autor: “Unas palabras de Paul Éluard, «y sin embargo nunca he encontrado lo que escribo en lo que amo», aunque al revés, «y sin embargo nunca he encontrado lo que amo en lo que escribo», cifraban mi decepción frente a aquellas tres composiciones”. Habla de la “Égloga”, la “Elegía” y la “Oda”, que conformaron su segundo libro. Esta cita es muy reveladora de la función que Cernuda otorga a la poesía, pero quizás sea más clara a la luz del párrafo final:
… frente a la turbamulta que se precipita a recoger los dones del mundo, ventajas, fortuna, posición, me quedé siempre a un lado, […] por respeto a la dignidad del hombre y por necesidad de mantenerla; y no es que crea no haber cometido nunca actos indignos, sino que estos no los cometí por lucro ni por medro. Verdad que la actitud puede parecer a algunos tontería, y no ha dejado de parecérmelo también a mí bastantes veces. Pero ya lo dijo hace muchos siglos alguien infinitamente sabio: “carácter es destino”.
Al hablar de Égloga, Elegía, Oda, su segundo libro, lo que Cernuda expresa es que ya en su juventud intuía cuál era su cometido como poeta, aunque no dominase los medios para llevarlo a cabo. Ese cometido es plasmar en la escritura lo que ama, para que otros puedan amarlo también. La belleza lo sorprende, lo aturde, y él necesita explicarla, sacarla fuera de sí, para no sentir tal carga y para que otros, a su vez, la puedan apreciar. Pero esa labor requiere un entrenamiento paulatino y sutil, muy difícil de llevar a cabo: el avance progresivo en su técnica literaria y en su propio concepto de poesía.
A este respecto escribe Cernuda muchos párrafos en el artículo. Mezcladas con confesiones personales, recuerdos de viajes o impresiones de, intercala reflexiones de poética como la siguiente: “Es necesario que el poeta explore todas las ramificaciones, las posibilidades del tema, y las siga, relacionándolas dentro de la composición, para que un poema adquiera existencia”, o “Antes había tenido cierta dificultad en usar del verso libre; con el impulso que entonces me animaba, la dificultad quedó vencida, llegando a veces […] a utilizar versos de extensión considerable, en realidad versículos”.
Pues bien: ese avance en la técnica literaria es, en cierto modo, el tema de “Historial de un libro”. El “libro” al que hace referencia el título es La Realidad y el Deseo, su obra poética completa. “Historial de un libro” es, por tanto, el relato de cómo el poeta ha ido afilando su capacidad de expresión hacia una mayor capacidad para transmitir la belleza, para escribir lo que ama.
En la época moderna el artista toma mayor conciencia de sí mismo. Cernuda está persiguiendo su propio estilo y sus propios temas, que ofrece con un alto sentido de la responsabilidad: casi como una obligación ética.
El estilo cobra, por tanto, una importancia fuera de lo común. A lo largo del artículo, el autor critica varias veces a los que lo enjuiciaron mal o las modas literarias que nunca le han agradado y que contaban con el aplauso del público. En otro artículo, el poeta habla de “la honestidad del poeta, que es parte de su vocación”.
Como se ve, en ese “escribir-amar” están comprendidos la literatura y la persona, inseparablemente, radicalmente unidos. Por ese motivo, Cernuda nos ha avisado al principio de que no podrá separar al poeta del hombre que vive. Y, por eso también, puede terminar el texto con una reflexión sobre su personalidad.
“La poesía es el diálogo de un hombre con su tiempo”, escribió Antonio Machado, y algo así es lo que subyace debajo de este texto. Cernuda elude con “Historial de un libro” toda elevación academicista de su literatura y se ofrece al lector a través de sus libros, íntegro en poesía y persona.

Evolución poética


Desde 1936 Cernuda reunió sus libros de poemas bajo el título de La Realidad y el Deseo, título que resume temáticamente lo que es el núcleo central de su obra poética.
La evolución poética del autor sigue un curso continuado, sin grandes altibajos, muy ceñido a su curso biográfico. Su poesía es muy unitaria y no es fácil distinguir etapas.
Carlos Peregrín Otero consigue establecer dos etapas en su obra separadas por la línea divisoria temporal de 1936, año en el que aparece la primera edición de La Realidad y el Deseo. Para Carlos Peregrín, la primera etapa estaría articulada en tres fases:
 
  • Inicial, que incluiría los libros Perfil del aire y Égloga. Elegía. Oda.
  • Surrealista, integrada por Un río, un amor y Los placeres prohibidos.
  • Y una tercera fase de carácter neorromántico compuesta por el libro Donde habite el olvido.
 En la segunda etapa de la obra de Cernuda, según Carlos Peregrín, deberían establecerse dos fases diferentes:
 
  • La poesía de guerra, escrita entre 1936 y 1939.
  • La poesía del exilio, iniciada con Las nubes en 1940.

Para Octavio Paz el carácter unitario de la poesía de Cernuda es básico e impide establecimiento de etapas evolutivas clara, puesto que debe entenderse como una autobiografía espiritual del poeta y como un testimonio de la situación del hombre moderno. Octavio Paz establece cuatro momentos diferentes:
 
  • Adolescencia, aprendizaje poético y maestría: Perfil del aire y Égloga. Elegía. Oda.
  • Juventud, blasfemia, rebeldía, pasión y amor: Un río, un amor, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido.
  • Madurez, contemplación de los poderes terrestres y meditación sobre las obras humanas: Invocaciones, Las nubes, Vivir sin estar viviendo, Como quien espera el alba.
  • Límite con la vejez, mirada precisa y reflexiva: Con las horas contadas, Desolación de la quimera.

Obra no poética


Su obra no poética la forman: un diario de viaje (con unas anotaciones y páginas de diario que aparecen en la edición posteriormente); traducciones de autores franceses, ingleses (mayormente Shakespeare, que aparecen en La realidad y el deseo, a pesar de que este es un libro de poesía) y de Hölderlin, un autor alemán.


Obsesionado con sus recuerdos sevillanos, elabora en prosa Ocnos (1ª ed. en 1942, luego ampliada en 1949 y 1963), esencial para entender su mitología del Edén perdido. También publicó libros de ensayos poéticos: Variaciones sobre un tema mejicano (1952), libro de pequeñas composiciones en prosa a la manera de Ocnos pero más poético, Estudios sobre poesía española contemporánea (1957), Pensamiento poético en la lírica inglesa (1958), Poesía y literatura I Y II, en 1960 y 1964. En 1985 se editó su única obra de teatro, La familia interrumpida, escrita aproximadamente en 1937.

Además de estas obras, publicó muchos artículos y colaboraciones en revistas.


Shakespeare.

Influencias de poetas anteriores y contemporáneos en su labor poética


Para Cernuda respetar  la tradición literaria y la aportación de originalidad en su obra es muy importante. No entiende esa tradición solamente como el respeto a la obra de autores españoles, sino que abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero. Entre las presencias de la tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos:
-Garcilaso, por su métrica (como se ve en el libro Égloga. Elegía. Oda) y  por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica).                     Garcilaso
-Bécquer, y los poetas que inician el Simbolismo (Baudelaire, , Paul Valéry, Mallarmé, Friedrich Hölderlin) , que le aportan el concepto del poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden.

-Los
poetas metafísicos ingleses (T. S. Eliot y Constantino Kavafis fueron para él los más importantes) que fueron un grupo de poetas ingleses barrocos del XVII que se singularizaban por practicar una poesía meditativa y filosófica sobre los problemas de la muerte, el tiempo, Dios y el amor.
-Los poetas platónicos (Fray Luis de León y T.S. Eliot, que  también se le incluye en este grupo)  le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano.
Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos:
Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
Sus compañeros del 27 que le enseñan a enfrentarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo. Hay una voluntad de síntesis propia del 27. Jorge Guillén influyó mucho en su libro Perfil del aire, lo que Juan Ramón Jiménez no considera apropiado.

domingo, 11 de marzo de 2012

Biografía


Luis Cernuda nace en Sevilla el 21 de septiembre de 1902. Es hijo de un militar de carácter inflexible que morirá durante la juventud de Cernuda.
Con motivo de la traslación de los restos de Bécquer , a los nueve años de  edad, empieza a leer poesía y, más tarde, un profesor lo anima a escribir versos y le corrige los que compone. Empieza a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla en 1919, siendo uno de sus profesores Pedro Salinas, quien lo ayudó con sus primeras publicaciones.
Al año siguiente fallece su padre. En 1923 deja la Universidad de Sevilla para hacer el servicio militar e ingresa en el Regimiento de Caballería de Sevilla. En 1924 volvió para terminar la carrera, lo que consiguió en 1926. Cernuda asiste con Higinio Capote y Joaquín Romero Murube a las tertulias literarias organizadas por Salinas.
Este poeta recibe la influencia de ciertos autores que lee como son  los clásicos españoles y autores franceses, especialmente André Gide, que supone para él una revelación. En 1925 conoce a Juan Ramón Jiménez y publica sus primeros poemas en Revista de Occidente. En 1926 viaja a Madrid; colabora en varias revistas, una de ellas malagueña gracias a la cual conoce al matrimonio de Manuel  Altolaguirre y Concha Méndez, a los que siempre le unirá una gran amistad, incluso en el exilio mexicano.
Lee a los surrealistas franceses, y le influyen en especial Pierre Reverdy y Paul Éluard; a este último lo traducirá más tarde.
En 1927 publica su primer libro lírico, Perfil del aire en la imprenta malagueña de Prados y Altolaguirre, pero es atacado por Juan Ramón Jiménez, quien considera a este libro demasiado influido por Jorge Guillén; esto, Luis Cernuda,  no se lo perdonará nunca.
 En diciembre asiste a los actos celebrados en el
Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, pero sólo como oyente, aunque ya había conocido a varios miembros de la que sería denominada después Generación de 1927. En 1928 fallece su madre. Ese mismo año visita a sus amigos malagueños (Altolaguirre, Prados, Méndez e Hinojosa); marcha a Madrid, donde conoce a Vicente Aleixandre. En noviembre Salinas le ayuda a conseguir un lectorado de español en la Universidad de Toulouse. Él viaja también a París, donde se aficiona al cine.
Se traslada luego a Madrid en 1929 y allí, desde 1930, trabaja en la librería de León Sánchez Cuesta. También asiste a diversas tertulias en compañía de Vicente Aleixandre y de Federico García Lorca; este último le presenta (1931) a un joven actor gallego llamado Serafín Fernández Ferro y Cernuda se enamora de él, pero este sólo le corresponde cuando necesita dinero. Nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su patria un «raro» y rebelde, dada la mentalidad poco abierta de la España de entonces.
 Este amor insatisfecho inspirará sus libros Donde habite el olvido y
Los placeres prohibidos. Gerardo Diego lo incluye en su Antología (1932) y, concluida su relación con Serafín, Cernuda se involucra en el proyecto de las Misiones pedagógicas, primero en la sección Bibliotecas y luego en el Museo ambulante. Con ellos recorre los pueblos de Castilla y Andalucía y conoce a Ramón Gaya y al pintor Gregorio Prieto. Colabora además en la revista Octubre de Rafael Alberti (1933).
Al año siguiente publica Donde habite el olvido y empieza a leer a los poetas del Romanticismo europeo. Más tarde colabora en la revista Cruz y Raya de José Bergamín y publica en ella sus traducciones de Hölderlin (1934). En 1936, poco antes de estallar la Guerra Civil, interviene en el homenaje a Valle-Inclán y publica la primera edición de su obra poética completa hasta entonces, bajo el título de La realidad y el deseo.
Se entera del asesinato de Federico García Lorca y le escribe una sentida elegía, "A un poeta muerto (F. G. L.)", cuyos dos últimos párrafos fueron censurados. Pasó dos meses como agregado de la Embajada Española en París y vuelve a Madrid, donde se alista en el Batallón Alpino; con él es enviado a la Sierra de Guadarrama. En abril de 1937 se traslada a Valencia, donde colabora con Hora de España y publica la citada elegía a Lorca; participa allí en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas, donde conoce a Octavio Paz, a quien volverá a ver más adelante en México. En el verano interpreta el papel de Don Pedro en la representación de Mariana Pineda dirigida por Altolaguirre. En 1938 parte al Reino Unido a dar un ciclo de conferencias y conoce a Rafael Martínez Nadal, quien será luego uno de sus estudiosos. En Oxfordshire ejerce de tutor de niños vascos refugiados, lo que le inspira el poema «Niño muerto»; luego trabaja como profesor en el internado Cranleigh School. Lee a los clásicos ingleses, en especial a los poetas metafísicos y a T. S. Eliot, pero también a Constantino Cavafis. Trabaja como lector de español en la Universidad de Glasgow, en la Universidad de Cambridge (1943) y el Instituto Español de Londres (1945), pasando los veranos en Oxford en compañía del pintor Gregorio Prieto. Termina Las nubes y escribe los poemas en prosa de Ocnos. En 1944 un nuevo amor le inspira los poemas de Vivir sin estar viviendo y desarrolla una intensa labor de crítico literario, publicando en el Bulletin of Hispanic Studies varios ensayos sobre poesía española. En 1945 traduce Troilo y Cresida de Shakespeare.
En 1947 se inicia su exilio norteamericano. Allí enseña literatura en el colegio de señoritas de Mount Holyoke (Massachusetts), puesto que desempeñará hasta 1952, y logra por fin la ansiada estabilidad económica. Tres viajes a México en 1949, 1950 y 1951 le hacen desear volver a vivir en una tierra donde se habla el español, en compañía del amplio exilio republicano refugiado allí gracias a la hospitalidad del presidente Lázaro Cárdenas. En 1951 es invitado por la revista Orígenes para dar conferencias en Cuba y amista con el escritor Lezama Lima.
Por fin consigue dejar su puesto y establecerse en
México capital en 1952. Allí se enamora de Salvador Alighieri, que había conocido en las vacaciones de 1951. A él están dedicados los Poemas para un cuerpo. En México vuelve a ver a Octavio Paz y a los Altolaguirre, en especial a su mujer, Concha Méndez, con la que pasa una temporada en 1953 en Coyoacán. Desde 1954 trabaja en la Universidad Nacional Autónoma de México como profesor por horas e investiga con una beca de El Colegio de México. En 1955 su figura es reivindicada en España por un grupo de jóvenes poetas cordobeses, el Grupo Cántico, lo que supone para él una gran satisfacción. En 1956 emprende la redacción de los primeros poemas de Desolación de la Quimera y en 1957 se imprimen los Poemas para un cuerpo y sus Estudios sobre poesía española contemporánea. Publica en México en la Cultura su biografía literaria, «Historial de un libro», con motivo de la tercera edición revisada y ampliada de La realidad y el deseo (1958). En 1959, con motivo del fallecimiento de Manuel Altolaguirre, se ocupa de editar las Poesías completas de su amigo y empieza a mantener correspondencia con jóvenes poetas españoles. En 1960 Carlos Barral le publica en Barcelona los ensayos contenidos en las dos partes de Poesía y literatura y en verano imparte un curso en la Universidad de California en Los Ángeles; entre 1961 y 1962 es profesor visitante en San Francisco y en este último año se publica en México Desolación de la Quimera. Entre 1962 y 1963 vuelve a impartir un curso en Los Ángeles.
El 5 de noviembre fallece en la Ciudad de México y es enterrado pocos días después en la sección española del Panteón Jardín.