Soy una alumna de 4º de ESO del IES Valadares, en Vigo. En este blog muestro información sobre Luis Cernuda, uno de los grandes poetas perteneciente a la Generación del 27.

domingo, 18 de marzo de 2012

Influencia de la poesía de Cernuda en la poesía española posterior


La obra de Luis Cernuda se ha convertido en un referente obligado para un buen número de poetas españoles posteriores a 1939. Estos poetas asimilan sus ideas poéticas, aprovechan los géneros líricos cultivados por Cernuda  (monólogo dramático, poesía de la experiencia, poema meditativo), en sus poemas hablan de unos temas similares a los de Cernuda. También se observan ciertos matices del estilo cernudiano como es  el empleo de la segunda persona. Este del como sustituto de la primera persona es una técnica de desdoblamiento que proviene del sentimiento de absoluta soledad del poeta. Esta soledad empuja a Cernuda a un diálogo interior que rompe ese sentimiento que experimento a lo largo de su vida, esa sensación de ser otro, un otro cercano al que dirigiste en segunda persona.

Machado es un  representante  de un recurso retórico empleado desde siempre y que en el siglo XX. Este recurso es la motivación estética y la motivación personal.

La técnica de utilizar la segunda persona en la poesía va a pasar gradualmente a la poesía española de posguerra por medio de su influencia, y será curiosamente en los autores del 70, los coetáneos y marginados del grupo central, donde va a obtener sus mejores y más fieles aportaciones. Hasta la generación del 50, el uso de la segunda persona en sentido cernudiano es algo poco abundante.   
Esporádicamente también aparece en el grupo  Cántico. García Baena se dirige en “El retorno” a un tú llamado Pródigo y que sería posible vincular con el autor.

En los poetas del 50, tampoco es muy frecuente esta técnica y, si se emplea, no suele ser con un sentido cernudiano. Caballero Bonald, por ejemplo, la utiliza en “Lo que deja el olvido” o en “A contratiempo”.
                                                                                                          
Generación del 50
En El rey mendigo, libro tardío pero cernudiano de José Agustín Goytisolo, aparece alguna que otra vez la segunda persona, aunque sin la carga emotiva y sin su íntima necesidad de comunicación que rompa la soledad.

En el caso de Defarges, escribe poemas en segunda persona que retoman la línea meditativa, la capacidad de evocación, el deseo de distanciamiento, para evitar el fácil sentimentalismo, o el análisis psicológico de una persona solitaria, propio de tantos poemas de La realidad y el deseo.

De todos los poetas del 50, Francisco Brines es el que recibe con mayor impacto esa técnica, que empieza a utilizarla desde Las brasas.

La sección “Otras mismas vidas”, está ocupada por una serie de poemas en segunda persona. Esta técnica sirve aquí fundamentalmente para evitar el patetismo en la evocación del pasado, aunque no se rechazan, como en Cernuda, sus posibilidades meditativas.

Pero es a partir de Palabras a la oscuridad, sobre todo, cuando Brines comienza a sacarle todo su partido al empleo del tú.

Luis Antonio de Villena es de los poetas del 70  el que más se ha destacado en el cultivo y seguimiento de esta técnica, sobre todo a partir de Hymnica. Sin embargo, es utilizada casi siempre, a diferencia del autor sevillano, como un más adecuado proyector de experiencias amorosas, para demorarse en la contemplación de la belleza y, también para contribuir a la creación de un personaje de la estirpe dandi, como en “Un arte de vida”.
Más fieles al sentido del tú cernudiano se muestran otros poetas coetáneos, marginados en un primer momento de la escena literaria, como Juan Luis Panero, Fernando Ortiz o Sánchez Rosillo.

Juan Luis Panero es, posiblemente, el que mejor ha asimilado la técnica, que emplea con abundancia y con sentidos variados y que es una constante de todos sus libros, sin bien la abunda especialmente en sus primeras obras.
 “Buenas noches”, de A través del tiempo, da testimonio así del dolor por la tristeza y el abandono, y en “Meditación idiota a la hora de acostarse solo” se aproxima Panero a la idea de Cernuda.
También Fernando Ortiz ha sabido aprovechar el magisterio de Cernuda en el uso de la segunda persona. Pero en su caso, aunque no se desdeñe su empleo como medio de evocación o el rasgo meditativo, en general su aparición va envuelta con matices descriptivos y es una forma de mostrar la soledad y el extrañamiento.

Sánchez Rosillo se sirve muy frecuentemente en sus libros de esta técnica, sobre todo a partir de Páginas de un diario.
En este autor la segunda persona rara vez tiene ese acento imperativo que impregna la poesía de Cernuda y toma el valor o bien de evocación de momentos pasados, objetivando la emoción personal con el tú, o bien de preciso acompañante de una meditación que tiende a generalizarse.
 
Sánchez Rosillo introduce una variante poco utilizada en la segunda persona al modo de Cernuda y que consiste en emplearla como instrumento de meditación metapoética. El tú se convierte así o bien en una forma de aludir a la construcción del poema.

Como queda mostrado, el artificio cernudiano, nacido de una necesidad personal y estética, ha atraído la atención de variados poetas posteriores a 1939, que de una manera gradual lo van incorporando a su propia obra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario