“Historial de un libro” comienza
así: “Debo excusarme, al comenzar la historia del acontecer personal que se
halla tras los versos de La Realidad y el Deseo, por tener que referir,
juntamente con las experiencias del poeta que creó aquellos, algunos hechos en
la vida del hombre que sufriera éstas.” (1994, 625)
Este es un artículo escrito en 1958 es como una pequeña
biografía en la que el autor pretende dar cuenta del porqué de su producción, e
ir explicándola con sus ideas sobre la poesía, por lo tanto, también habla de
sus obras. Pero ya desde el principio dice lo difícil que es realizar una
separación entre el poeta y el hombre. En esta obra asistiremos a su infancia,
a su amistad con algunos miembros de su generación, a sus primeros viajes por
el extranjero, a su vida durante la Guerra Civil y por último a su ya
permanente exilio, vivido en Inglaterra, Estados Unidos y Méjico. Cernuda, que
evita dar datos concretos de su intimidad, ofrece al lector detalles sobre
algunos de sus afectos y, sobre todo, una cierta descripción de la que él cree
que ha sido la progresión de su personalidad a lo largo de los sesenta años de
vida.
En realidad, no se sabe muy bien
si el texto sigue un orden cronológico de publicaciones o de experiencias
vividas. No son ámbitos completamente separables, entran en la experiencia del
autor otros hechos del mundo de la literatura como, por ejemplo, sus lecturas,
que aparecen mencionadas aquí y allá, constantemente, como parte formante de su
vida; tanto, que varias veces son ellas las que expresan lo vivido por el
autor: “Unas palabras de Paul Éluard, «y sin embargo nunca he encontrado lo que
escribo en lo que amo», aunque al revés, «y sin embargo nunca he encontrado lo
que amo en lo que escribo», cifraban mi decepción frente a aquellas tres
composiciones”. Habla de la “Égloga”, la “Elegía” y la “Oda”, que conformaron
su segundo libro. Esta cita es muy reveladora de la función que Cernuda otorga
a la poesía, pero quizás sea más clara a la luz del párrafo final:
… frente a la turbamulta que se
precipita a recoger los dones del mundo, ventajas, fortuna, posición, me quedé
siempre a un lado, […] por respeto a la dignidad del hombre y por necesidad de
mantenerla; y no es que crea no haber cometido nunca actos indignos, sino que
estos no los cometí por lucro ni por medro. Verdad que la actitud puede parecer
a algunos tontería, y no ha dejado de parecérmelo también a mí bastantes veces.
Pero ya lo dijo hace muchos siglos alguien infinitamente sabio: “carácter es
destino”.
Al hablar de Égloga, Elegía, Oda,
su segundo libro, lo que Cernuda expresa es que ya en su juventud intuía cuál
era su cometido como poeta, aunque no dominase los medios para llevarlo a cabo.
Ese cometido es plasmar en la escritura lo que ama, para que otros puedan
amarlo también. La belleza lo sorprende, lo aturde, y él necesita explicarla,
sacarla fuera de sí, para no sentir tal carga y para que otros, a su vez, la
puedan apreciar. Pero esa labor requiere un entrenamiento paulatino y sutil, muy
difícil de llevar a cabo: el avance progresivo en su técnica literaria y en su
propio concepto de poesía.
A este respecto escribe Cernuda
muchos párrafos en el artículo. Mezcladas con confesiones personales, recuerdos
de viajes o impresiones de, intercala reflexiones de poética como la siguiente:
“Es necesario que el poeta explore todas las ramificaciones, las posibilidades
del tema, y las siga, relacionándolas dentro de la composición, para que un poema
adquiera existencia”, o “Antes había tenido cierta dificultad en usar del verso
libre; con el impulso que entonces me animaba, la dificultad quedó vencida,
llegando a veces […] a utilizar versos de extensión considerable, en realidad
versículos”.
Pues bien: ese avance en la
técnica literaria es, en cierto modo, el tema de “Historial de un libro”. El
“libro” al que hace referencia el título es La Realidad y el Deseo, su
obra poética completa. “Historial de un libro” es, por tanto, el relato de cómo
el poeta ha ido afilando su capacidad de expresión hacia una mayor capacidad
para transmitir la belleza, para escribir lo que ama.
En la época moderna el artista
toma mayor conciencia de sí mismo. Cernuda está persiguiendo su propio estilo y
sus propios temas, que ofrece con un alto sentido de la responsabilidad: casi
como una obligación ética.
El estilo cobra, por tanto, una
importancia fuera de lo común. A lo largo del artículo, el autor critica varias
veces a los que lo enjuiciaron mal o las modas literarias que nunca le han
agradado y que contaban con el aplauso del público. En otro artículo, el poeta
habla de “la honestidad del poeta, que es parte de su vocación”.
Como se ve, en ese
“escribir-amar” están comprendidos la literatura y la persona,
inseparablemente, radicalmente unidos. Por ese motivo, Cernuda nos ha avisado
al principio de que no podrá separar al poeta del hombre que vive. Y, por eso
también, puede terminar el texto con una reflexión sobre su personalidad.
“La poesía es el diálogo de un
hombre con su tiempo”, escribió Antonio Machado, y algo así es lo que subyace
debajo de este texto. Cernuda elude con “Historial de un libro” toda elevación
academicista de su literatura y se ofrece al lector a través de sus libros,
íntegro en poesía y persona.
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